Aparcaniños: Escuelas de verano. 5 Consejos para elegir una escuela de verano.
Que conciliar la vida familiar y laborar es aún un reto no es ninguna novedad. Y es un tema muy interesante al que dedicaremos su correspondiente post. Pero hoy, queremos hablaros de las escuelas de verano o campamentos urbanos, una de las soluciones a la que la mayoría de los padres acuden para que sus hijos queden custodiados mientras ellos trabajan y los niños “disfrutan” de sus vacaciones escolares.
En primer lugar, queremos puntualizar que entendemos estas soluciones como un mal menor de esta sociedad, pero que deberíamos aspirar a buscar otras respuestas más institucionales, mejor organizadas y estructuradas y, sobre todo, menos agresivas para los niños, que no les robemos sus vacaciones de verano. No podemos condenar la infancia a una institucionalización perpetua, desde los seis años (los más afortunados) hasta los 16 años dentro de una institución escolar rígida y anticuada durante nueve meses al año y, por la falta de recursos familiares, repetir esta situación en las vacaciones escolares: escuelas de verano que se realizan en los mismos centros, con los mismos horarios (de 7 de la mañana hasta la 4 como mínimo), en las mismas aulas con el mismo mobiliario aburrido… ¿no somos capaces de encontrar otras soluciones más creativas? Parece que no…
Aclarado esto, si nos encontramos ante estas escuelas como única solución para dejar a nuestros hijos mientras vamos a trabajar, elijamos bien al menos. No se trata de “aparcar” al niño en cualquier lugar, no se trata de que alguien lo “vigile” y si pasa algo que intervenga. Debemos ser conscientes de que estos espacios son el hábitat natural para la educación no formal, que tienen muchísimo potencial para trabajar todo aquello que en la escuela formal suele quedar a un lado.
A continuación, os damos algunas pistas para tener en cuenta a la hora de seleccionar la mejor opción:
- Espacio: debemos evitar que la escuela de verano sea en el mismo lugar que la escuela ordinaria. De hecho, deberíamos elegir otro espacio (polideportivo, centro cívico, granjas, etc.), pero si esa opción no es viable por transporte, presupuesto o cualquier otro motivo, mejor elegir un colegio que no sea el habitual.
- Horarios: hay escuelas que mantienen la misma rigidez en los horarios que en las escuelas, olvidando que se trata de un servicio de conciliación y que los máximos perjudicados son los niños. Elegid servicios que se adapten a vuestros horarios, si tenéis la posibilidad de llevarlos a las 10 de la mañana, ¿por qué no hacerlo? ¿por qué no dejar que puedan disfrutar de una hora más de sueño?
- Programaciones: es muy importante solicitar a los responsables de la ejecución la programación didáctica. Que conozcáis que se va a trabajar y cómo, en qué valores está inspirada la programación y de que manera y con qué recursos se van a llevar a cabo. Las programaciones más completas deberán incluir competencias transversales como expresión artística, musical, plástica, audiovisual, etc. Y por supuesto, ¡huid del refuerzo escolar! Los niños no lo necesitan, el ritmo de su aprendizaje no se va a ver alterado por la interrupción de las vacaciones. No os preocupéis, en un taller de cortometraje también van a leer, van a memorizar, van a comprender textos… el conocimiento y las destrezas las adquirimos por muchas vías, no solo en la escuela.
- Servicios: es importante también conocer todos los servicios disponibles, saber si van a poder ir a la piscina, si disponen de espacios para realizar deporte, si hay comedor, etc. Os recomendamos elegir aquellas escuelas que tengan espacios abiertos e instalaciones deportivas y acuáticas, ¡no olvidéis que es verano!
- Personal: es fundamental la profesionalidad del personal directo de atención con los menores. Informaos sobre su formación académica y experiencia y sobre la ratio de grupos. Siempre es deseable que se cuente con equipos interdisciplinares para que la atención sea lo más completa.
Esperamos que estos pequeños consejos os ayuden, pero también os animamos a que hagáis seguimiento, que vuestra inquietud no se quede en la búsqueda. Preguntad a vuestros hijos cada día, informaros sobre su jornada. No uséis preguntas abiertas del tipo ¿qué tal el día?, ¿lo has pasado bien? Para mejorar la comunicación y para que tengáis una imagen más clara de lo que hacen vuestros hijos, realizad preguntas más concretas: ¿qué habéis hecho hoy en el horario de expresión corporal? ¿cuál ha sido el momento más divertido? ¿qué os ha contado hoy el monitor? ¿a qué hora habéis ido a hacer deporte?
Seguro que todos preferimos veranos largos, durmiendo hasta tarde, jugando en la calle con los amigos… pero si no puede ser, al menos elijamos bien.