Cuando llega esta época, es común escuchar entre amigos y familiares que “el verano es muy largo para los niños y se aburren” y a continuación determinan la solución: “deben repasar lo que han aprendido en el curso porque se les va a olvidar”. Creemos que es un mito como una catedral.

El verano, oportunidad para la creatividad

¿El verano es muy largo para los niños? Pues, ¡qué suerte tienen! ¿Se aburren?, ¡cuánto aprendizaje puede haber detrás del aburrimiento de un niño! ¡Potenciemos la creatividad! No consideramos que sea un problema si no se acuerdan de cosas que van a estar repitiendo año tras año.

No entendemos este interés por parte de educadores, docentes y padres de repasar en verano, “torturar” a los niños y niñas haciendo sumas, divisiones, separando sujeto y predicado. La formación y preparación académica de los niños y niñas no es proporcional al número de cuadernillos que hagamos en verano. En este punto existen detractores, defensores y también el interés de grandes editoriales y sus publicaciones de verano.

Evitar el estrés y propiciar la libertad de elección

Los niños necesitan un tiempo adecuado para descansar y disfrutar de sus vacaciones de verano. Durante el curso escolar, ya están sometidos a una rutina de estudio y responsabilidades académicas. Ahora tienen la oportunidad de relajarse, explorar nuevos intereses y participar en actividades recreativas.

La sobrecarga de deberes durante el periodo vacacional puede generar estrés y ansiedad en los niños. Una situación que no favorece un ambiente propicio para el aprendizaje y el bienestar emocional.

Hay que ofrecer a los niños que exploren sus propios intereses y desarrollen su motivación hacia el aprendizaje. Al darles libertad para elegir cómo desean pasar su tiempo libre, pueden descubrir nuevas pasiones, fortalecer habilidades y mantener una actitud positiva hacia la educación.

5 deberes de veranos con beneficios reales

  1.     Si queremos que mejoren sus competencias lectoras,  no les obliguemos a leer textos de esos aburridos libros de verano. Hagamos una excursión a la biblioteca del pueblo en el que veraneamos, o una de nuestra ciudad e incentivemos su curiosidad por las estanterías para después elegir el libro que más le interese.
  2.     Si queremos ampliar nuestros conocimientos en ciencias naturales: vayamos de excursión al campo, a la playa, al zoo, al acuario… Tenemos muchas opciones.
  3.     Si queremos reforzar lo que hemos estudiado en ciencias sociales: ¡vayamos de visita al museo!
  4.     Y, sobre todo, hay que divertirse consumiendo cultura: vayamos a ver una obra de teatro, a un concierto, a visitar una exposición… Hay muchas opciones para disfrutar del tiempo libre.
  5.     Disfrutemos del tiempo libre y fomentemos la comunicación y la confianza. Sembremos para el futuro una relación basada en la franqueza y la sinceridad.

Si quieres repasar algún concepto, hazlo con juegos

Si tu hijo o hija no ha aprendido alguna materia durante el curso, en verano difícilmente lo va a conseguir. Pero si quieres reforzar algún concepto como las matemáticas…¡Hazlo de manera divertida! Que no parezca que está en el colegio. 

Mediante el juego, los niños pueden relacionar y aumentar la interpretación de sus experiencias con los conocimientos que se les ofrece. La diversión es clave.

No simplificar el proceso de la educación

No simplifiquemos el proceso de educación y de evolución en simples procesos algebraicos, en tareas repetitivas y en la memorización de nombres y datos. Empujemos a nuestros niños y niñas a ser ciudadanos reflexivos, seguros de sí mismos, comunicativos, activos y démosles una red de confianza sobre la que construir su personalidad. ¡Y el verano es una gran oportunidad!