En nuestro sistema educativo la educación emocional suena a algo de extraterrestres, nunca se ha prestado mucha atención al campo de las emociones. ¿Quién consideraba importante enseñar a los niños y niñas a identificar las emociones básicas? ¿A ponerse en el lugar del otro? Más bien todo lo contrario, se han ignorado y han prevalecido otros aspectos como el egoísmo, la competitividad, el ser mejor que el otro… Afortunadamente, cada vez hay más voces que reclaman una educación emocional y que debe estar presente de forma transversal.

A menudo vemos en la escuela cómo niños y niñas tienen dificultades para reconocer y gestionar las diferentes emociones. Les cuesta ponerse en el lugar del otro, hablar y compartir opiniones de una manera asertiva… No saben cómo identificar las emociones, cómo reconocerlas y cómo gestionarlas, de hecho, no es tarea fácil.

Todos en algún momento nos hemos dejado llevar por nuestras emociones y, a veces, estos estallidos emocionales nos han jugado malas pasadas provocando conflictos interpersonales, disminuyendo nuestro rendimiento intelectual y/o laboral, deteriorando nuestras relaciones sentimentales, incapacitándonos a la hora de llevar a cabo nuestros propósitos… Es evidente el papel tan importante que juegan las emociones en nuestra toma de decisiones y en nuestra manera de comportarnos.

¿Están nuestros alumnos preparados para ello? No todos; son competencias que se dan por adquiridas y a veces no están lo suficientemente desarrolladas. Competencias a las que no se les suele prestar la atención que merecen. Adquirir y desarrollar una buena Inteligencia emocional (IE) es imprescindible.

Si queremos una sociedad más sana y equilibrada, tendremos que empezar por enseñar a los más pequeños a reconocer cuando están enfadados y, lo que es más importante, a gestionar ese enfado. ¿Está mal enfadarse, sentir celos, envidias…? Las emociones están ahí y no siempre podemos evitarlas, pero si podemos aprender a gestionarlas, a reconocerlas y actuar en consecuencia.

Desde ORIENS hemos diseñado un taller denominado “El secreto de las emociones”. Con el objetivo principal de dotar de inteligencia a nuestras emociones para que seamos nosotros quienes las controlemos y no a ellas a nosotros.

Un problema asociado a la falta de control emocional es la violencia de género, que se ha convertido por otra parte en una cuestión social que afecta significativamente a la población. En la última década y de manera progresiva, se ha producido un aumento de la violencia de género protagonizada por chicos jóvenes, obteniendo como resultado en la Macroencuesta de Violencia contra la mujer de 2015, que el 12,5% de las mujeres mayores de 16 años que viven en España la han sufrido por parte de sus parejas o exparejas a lo largo de su vida. Por otro lado, es importante destacar que no siempre es violencia física, sino que también es muy común la psicológica. Esta última es la que más desapercibida pasa, por sufrirse a título individual.

Cuando trabajamos desde la Educación Emocional, estamos educando en unas relaciones de igualdad, respeto, tolerancia y empatía que promueven por sí mismas la disminución de los comportamientos violentos.