Es un comentario demasiado habitual ya, cuando llegamos a un centro para realizar un taller, siempre hay algún profesor que cuando nos saluda, nos dice: “Ah, ¡vosotros sois los que venís a dar la charla!, o que cuando nos presenta al grupo de alumnos comenta: “Bueno, aquí han venido a daros una charla”, incluso los propios alumnos a veces nos preguntan: ¿venís a dar una charla? Es como una cruz con la que tenemos que cargar y a veces ya no sabemos cómo explicarlo: ¡NO DAMOS CHARLAS! La charla, por su propia definición según la RAE, se trata de Disertaciónanteunpúblico, sinsolemnidadniexcesivaspreocupacionesformales., lo que implica que una persona se sitúa frente a un grupo y, de manera unidireccional, trasmite una serie de conocimientos o informaciones a unos oyentes que no participan de forma alguna. 

Esto no difiere mucho de las clases tipo magistrales que la mayoría de los docentes imparten habitualmente y por todos es sabido que no es una metodología muy participativa y, mucho menos, motivadora.  

Los niños y jóvenes pasan entre cinco y ocho horas “encerrados” en un centro educativo, tienen que seguir una serie de normas, estar sentados y calladitos, no moverse, escribir… Ante este panorama, decimos ¡aprendamos haciendo! 

No damos charlas, no. Jugamos, nos divertimos, nos reímos, pero, lo más importante, aprendemos reflexionando. Además, diseñamos nuestros propios materiales y actividades. En este blog, ya hemos presentado muchos de nuestros talleres y actividades, os animamos a leer algunos de nuestros posts, como No hay Planeta B , Para, piensa, actúa o La Isla de los Derechos  

Video Taller: Sin Adicciones. Un buen plan

Creamos cambio y conciencia social