La educación emocional es un tema que está de moda. Podemos encontrar bibliografía por todas partes, documentales, reportajes, post… mucha formación. Pero ¿tenemos claro a qué nos referimos cuando hablamos de educación emocional? Muy sencillo: ponerte en el lugar del otro. Muy sencillo… o no tanto.

Es cierto que hay muchos programas de intervención encaminados a trabajar con niños y niñas, también con jóvenes y otros colectivos. Nosotros, en ORIENS, también desarrollamos programas y talleres de educación emocional. Sin embargo, estamos convencidos de que no es con los más pequeños con los que tenemos que trabajar sino con los más grandes, con las familias, el profesorado…

¿Cómo pueden determinar resultados académicos la implantación de programas de inteligencia emocional en un centro educativo?

Los estudios demuestran que la IE y las habilidades socioemocionales pueden ayudar a los estudiantes a mejorar no solo su rendimiento académico, sino también sus relaciones personales, carreras profesionales, etc.

Como ya hemos mencionado, hay una gran cantidad de estudios que vinculan el éxito de los programas de IE con la excelencia académica, el éxito en el trabajo y los deportes, la mejora de la salud, etc. Sin embargo, algunos científicos han criticado esta tendencia.

Los principales detractores sostienen que la inteligencia emocional es una construcción psicológica compleja y los estudios aún no pueden explicar su dimensión completa. Con respecto a los programas de IE, explican que, aunque investigaciones recientes sugieren los efectos positivos de estos programas, todavía queda mucho trabajo por hacer y muchas preguntas por responder.

Creemos que, aunque la investigación reciente puede no mostrar explicaciones concluyentes y detalladas, y aún queda mucha investigación por hacer, los resultados muestran evidencia positiva. Creemos que los programas de IE podrían ser excelentes herramientas para tutores y maestros.

En cualquier caso, creemos que se trata de una cuestión de sentido común, enseñémosle a los niños y niñas a ponerse en el lugar del otro, no le riñamos porque ha pegado a un compañero utilizando un lenguaje violento, enseñemos con el ejemplo. Ayudémosles a entender y reconocer sus sentimientos y sus emociones, a ponerles nombres, a identificarlas y a gestionarlas, especialmente las de enfado, rabia… ¿es malo sentirse enfadado? ¡Por supuesto que no! El problema lo tenemos cuando no reconocemos lo que nos pasa y no sabemos gestionarlo.

Tenemos que poner un poco de empatía, ponernos en el lugar del otro y enseñar con el ejemplo ¡si queremos crear un mundo mejor!