El pasado jueves día 26 de abril se leyó la sentencia sobre el mediático caso conocido como “la violación colectiva de la manada”, que tuvo lugar en julio de 2016, durante las fiestas de Sanfermín en Pamplona (https://www.eldiario.es/norte/navarra/manada_0_765023715.html).

Desde que se conociera la sentencia, el impacto social ha sido grande, se han sucedido manifestaciones, actos de repulsa, debates públicos, etc. Desde ORIENS queremos comentar la noticia, ya que entendemos, que por detrás de cuestiones técnicas y jurídicas, existe un planteamiento ideológico y social que refleja la sociedad patriarcal y los patrones machistas en los que seguimos educando a nuestros hijos e hijas.

En primer lugar, queremos dejar claro que respetamos profundamente el principio de una justicia basada en la reeducación y la reinserción, no en una justicia vengativa. No solo lo respetamos, sino que creemos firmemente en ello. Por este motivo, el hecho de que una sentencia condene a nueve o veintinueve años a los acusados, no debe ser en sí un motivo o una argumentación lógica. No caeremos en ese argumento de “después de lo que han hecho solo van a estar en la cárcel x años”.

También queremos hacer una alusión a opiniones que hemos leído o escuchado en medios de comunicación sobre la alarma social que se ha creado en este caso, comparándolo con otros asesinatos mediáticos recientes (http://www.laopinioncoruna.es/contraportada/2018/04/29/pide-manada-sancione-marcar-persona/1286423.html) y en los que se pedía  ese eufemismo llamado  “prisión permanente revisable” (cadena perpetua). Nos referimos, a los comentarios en los que se acusaban a periodistas, representantes, profesionales de distintos sectores, etc. por posicionarse en este caso, no habiéndolo hecho en otros, también muy mediáticos, como los de “Gabriel el niño de Almería”, “Diana Quer”, etc.

Muchos de los que apoyan la cadena perpetua (mayoritariamente padres de víctimas)  han manifestado su desconcierto ante el apoyo de representantes públicos y políticos a esta víctima, que no se posicionaron en su caso. En este punto, nos gustaría aclarar nuevamente algunos conceptos. No se apoya una condena perpetua para los miembros de la manada, se defiende que al crimen cometido se le llame por su nombre: violación. Queremos dejar claro nuestro respeto a todas las víctimas de crímenes, especialmente de los menores, independientemente de la naturaleza del mismo, pero también dejar claro que no creemos en una justicia vengativa, primero porque por su propia naturaleza no nos parece justificable, pero, además, porque no hay ningún dato ni ningún estudio que evidencie que la cadena perpetua disminuye la tasa de criminalidad ni la gravedad de los casos.

Aclarados estos puntos, nos gustaría explicar porqué creemos que esta sentencia es un error y que no ayuda nada en la creación de una sociedad igualitaria y en la que las mujeres no sean tratadas como objetos sexuales y en la que se perpetúe una violencia estructural contra la mujer. No queremos una sociedad en la que se busque o justifique la responsabilidad de la víctima, que sea la que deba protegerse de una agresión o una violación, ya que la responsabilidad y las consecuencias deben ser única y exclusivamente del agresor o agresores.
El Convenio de Estambul, considerado como el marco jurídico más completo para combatir la violencia contra niñas y mujeres, define legalmente la violación como las relaciones sexuales sin consentimiento. Es decir, sin decir “sí”, así de sencillo. España ratificó en 2014 este convenio. A consecuencia de los últimos acontecimientos, el eurodiputado de Catalunya En Comú Podem, Ernest Urtasum (https://twitter.com/ernesturtasun) , intervenía en un pleno para solicitar un debate en el Parlamento Europeo sobre la sentencia de la manada, con un claro objetivo, cambiar los códigos penales de la mayoría de los países de la UE para adaptarlo a lo que marca el Convenio de Estambul: sin consentimiento es violación.

Lo que realmente nos preocupa es que en España se denuncia una violación cada ocho horas. Y que a pesar de lo tremendamente grave que es este dato, que debería hacernos sentir avergonzados y muy preocupados, sigamos poniendo el foco en la víctima (qué hizo, cómo provocó, qué vestía, cómo actuaba…). Nos preocupa, y mucho, que tres jueces entiendan que hay abuso, es decir, según la RAE, (delito consistente en la realización de actos atentatorios contra la libertad sexual de una persona sin violencia o intimidación.) Es decir, sí queda probado que se atenta contra la persona, lo que no queda probado es que hubiera violencia o intimidación. Y, como ya hemos dicho anteriormente, desde nuestro escaso conocimiento jurídico, nos parece grave que cinco hombres contra una mujer no se puedan considerar intimidatorio, cinco hombres más grandes, más fuertes y de más edad. Ante esta situación, nos preocupa cómo estamos educando, qué mensajes estamos transmitiendo. Dónde ponemos el freno, dónde nos escandalizamos. Si una mujer pasea por la calle y un hombre tiene a bien comentar partes de su cuerpo o de su ropa… pues, por mucho que nos duela, está aceptado socialmente. Porque ese hombre probablemente sea padre, hermano… y si no considera que eso es un abuso, pues está transmitiendo a sus descendientes que ahí no hay ningún comportamiento reprobable. Y de este pequeño acto, vamos subiendo la intensidad (estamos completamente seguros de que todas las mujeres que lean este post van a entender, porque lo han experimentado alguna vez en su vida, lo que estamos explicando), y en esta escalada, la justicia nos ha mandado un mensaje: el freno no estaba en ese portal en el que cinco bestias abusaban de una niña de dieciocho años, ahí no estaba el freno. Para que hubiera sido realmente grave, tendrían que haberle agredido físicamente, aún más, o mejor aún, haberla matado, porque ahí sí que no hubiera habido dudas.

No dudamos de la formación y preparación de los tres magistrados hombres, pero sí dudamos de su capacidad para discernir de lo que la sociedad les ha enseñado como hombres de lo que es el abuso a las mujeres de lo que no lo es. Como tantos otros, no han sabido ver ese límite.

Desde ORIENS Seguiremos trabajando por una sociedad justa e igualitaria para todos, para las mujeres también, para que no se nos juzgue, para que podamos vestir, actuar y pensar cómo queramos, para que esta sociedad machista y patriarcal no sea la que interprete lo que es y no es una violación o un abuso. Para que las niñas del futuro no crezcan reconociendo el abuso y el miedo a lo que los hombres puedan hacerles, para que los niños y niñas conozcan el respeto por igual. No queremos enseñar a las niñas a protegerse de los hombres, queremos enseñar a los niños a no atacar a las mujeres.