Ricón de la calma
Hoy queremos presentaros un recurso muy interesante para ayudar a los niños y niñas a gestionar sus emociones. Cuando nacemos, nuestro cerebro racional aún no está desarrollado, de hecho, le quedan aún unos años para que se desarrolle. Se trata de un instrumento que los ayuda a volver a la calma tras una situación estresante y restablecer el equilibrio interior cuando están desbordados por las emociones. Es lo que denominamos “el rincón de la calma”, a veces podemos encontrar referencias a este recurso como “mesa de la paz”.
Seguro que muchas veces les has pedido a tus hijos e hijas o a tu alumnado que se tranquilice, pero ¿quién les ha enseñado a hacerlo? En ocasiones les pedimos cosas que ni muchos adultos saben hacer y caemos en contradicciones, como solicitarles calma mientras nosotros estamos gritando. En esas situaciones (como en todas, en realidad) prevalece lo que ven a lo que oyen. ¿Qué ven? A adultos desbordados que gritan, amenazan y actúan de forma incoherente. Entre todos esos gritos, ¿les pedimos que se calmen y pensamos qué lo van a hacer? Esto demuestra poco conocimiento del cerebro de un niño.
¿Cómo construimos un rincón de la calma en nuestra casa o en nuestra aula? Aquí nuestra creatividad va a ser la mejor aliada. Os damos algunas ideas para tener un punto de partida.
Podemos buscar un lugar aparatado donde poder poner algo cómodo donde sentarse, por ejemplo, delimitar un espacio con una alfombra, con cojines y una caja. Dependiendo del espacio que tengamos, podremos utilizar un rincón más grande y si vivimos en una casa pequeña, puede ser tan solo la caja. Lo importante es que tengamos algún lugar acogedor y apacible y que nuestros niños y niñas participen en el diseño y preparación (siempre y cando sean mayores de cuatro años).
¿Qué podemos incluir en la caja? Algún objeto que nos ayude a reconducir la atención, como por ejemplo un reloj de arena, una bola de nieve… El objetivo es que reorientemos la atención y nos ayude a calmarnos y enfocarnos en algo diferente. La bola de nieve es perfecta para usarla como metáfora y explicar al niño o la niña, de manera muy visual y muy sencilla, el efecto de las alteraciones emocionales y las ventajas de regular las emociones: al agitarla, la nieve (que simboliza la emoción) se pone en suspensión en el agua de manera que no nos deja ver bien la figurita que hay dentro (al igual que cuando una emoción nos domina sentimos confusión y falta de claridad). Si dejamos de agitar, la nieve se va asentando (la emoción se va apaciguado al regularla), hasta que el agua vuelve a ser totalmente transparente (volvemos a estar serenos y vemos con más claridad el problema y por tanto la solución al mismo).
También podemos incluir cuentos, os damos algunas ideas de títulos: ¿Jugamos?, La rabieta de Julieta, Om, El osito Kuma Kuma, La leyenda Oxforshire…
Podemos meter más objetos en nuestra caja, como una bolsa aromática, una pelota antiestrés, algún instrumento musical, laberintos de meditación (son muy fáciles de usar: partiendo de la flecha roja se va resiguiendo el camino con el dedo hasta llegar al corazón situado en medio del laberinto. Este proceso resulta bastante relajante), piedras, pictogramas de respiración… y cualquier otro objeto que creáis que puede serviros. Si los proponen los niños y niñas aún mejor.
¿Cómo se usa el rincón de la calma? Es importante conocer el mecanismo, para que no se convierta en un “rincón de pensar” encubierto ni en un modo de castigo. En primer lugar, tenemos que explicarles con antelación cómo funciona, de una manera clara, sencilla y concisa. Tienen que captar la idea de que es un lugar seguro al que ir cuando se encuentren enfadados, tristes, nerviosos, frustrados… o simplemente cuando les apetezca estar solos. Es importantísimo que no lo relacionen con un castigo, porque no lo es. Pueden ir solos o acompañados, cuando son muy pequeños es mejor que vayamos con ellos y los acompañemos en este proceso, para que podamos validar sus emociones y les proporcionemos contención. Se trata de un lugar que hay que respetar y no podemos molestar o interrumpir cuando lo estén usando.
Con esta herramienta, que es muy sencilla, trabajamos la autoregulación emocional y les enseñamos a recuperar el equilibrio, de esta forma, cuando estén calmados, podremos volver a hablar sobre qué nos ha llevado a esa situación y buscar soluciones.