Hace dos días, el Instituto Andaluz de la Mujer publicaba su informe sobre la publicidad sexistas de juguetes. Y es que, a pocos días de la llegada de los Reyes Magos, la industria del juguete inunda la televisión, redes sociales, revistas, etc. Y es que aún, seguimos diferenciado entre juguetes para niñas y para niños. Si bien es cierto, que en la publicidad hay ciertos cambios se siguen incluyendo matices que nos llevan a diferenciar.

“El 60% de los anuncios de juguetes que se emiten en televisión representan a las niñas como coquetas, cuidadoras, madres o esposas, frente a un 9 % que muestran a los niños en un rol cuidador”. Seguimos, de esta manera, perpetuando los roles de niños y de niñas.

Todos los años por estas fechas se suceden las campañas de concienciación, pero está muy arraigado: para los niños muñecos de acción, bélicos, construcciones… y para las niñas muñecas, juego de cocinitas…Per no olvidemos que en realidad los juguetes no son más que un reflejo de los estereotipos de género: a las niñas un rol de cuidadoras, juguetes sobre estética e imagen personal y, sin embargo, a los niños juguetes bélicos, de acción, violentos… Podríamos decir que estamos ante el pez que se muerde la cola. Por un  lado, los juguetes muestran un rol sexista, pero también recogen roles que los niños y niñas viven cada día en su entorno. Evidentemente, hemos avanzado, hay camino recorrido, pero obviamente queda mucho aún por recorrer, por normalizar los roles y los estereotipos.

Además, en estos roles que vamos perpetuando, las niñas salen perdiendo. Ya que estos roles de género ponen a la mujer en una situación de desventaja.  Por ejemplo, gran parte de las profesiones mejor pagadas están muy relacionadas con el razonamiento espacial, y si se anima más a los niños a jugar con los juguetes que promueven esta habilidad (construcciones, legos, etc.), estos tendrán ventaja a la hora de copar puestos de ingeniería. Mientras que las juguetes de “profesiones de mujeres” son de estética, peluquería, cocinera… Profesiones, que a priori requieren menor nivel de formación.

Entendemos que a veces para una familia puede ser complicado saltarse estos estereotipos porque sus hijos e hijas rellenan la carta de los reyes influidos por muchos factores y saltarnos todo puede suponer que se lleven una decepción el día que abran los regalos. No olvidemos que el entorno tiene una influencia muy fuerte y les condiciona los gustos y preferencias.

¿Qué podemos hacer entonces? En primer lugar, mostrar otros ejemplos en casa. Si los peques crecen viendo a su padre hacer la comida, planchando o cuidando de los abuelos de la familia, van a normalizar lo que debería ser normal, que un hombre adulto sea responsable y se encarga a partes iguales de las tareas domésticas. Pero ¿qué hacemos con los regalos? En primer lugar, controlar el tiempo de publicidad, no dejar la educación de nuestros hijos en manos de publicistas. En segundo lugar, ofrecer otras alternativas como juguetes más “neutros”, que varían según la edad. Puzles, juegos de construcción, libros, juegos de mesa… Y, por último, pasar más tiempo con ellos, jugar al aire libre o en casa, fomentando la creatividad, la imaginación y creando un vínculo de unión y apego seguro  con ellos.

Por todo esto, este año cuando los Reyes Magos se acerquen a los comercios, les animamos a reflexionar un poco antes de pasar por caja.