No Hay Planeta B
El planeta se encuentra en una situación frágil, ya que el actual escenario de cambio global puede modificar los mecanismos básicos que permiten la vida en la Tierra. El cambio climático como parte de este escenario supone uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad. El aumento de la temperatura del planeta, cambio en los parámetros de precipitaciones, el aumento del nivel del mar y el aumento de la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos (tormentas, sequías, huracanes, etc.) están influyendo ya en la agricultura, las migraciones, el turismo, la salud y a medio plazo, pondrá en cuestión nuestro modelo de vida, que tendrá que adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, económicas y sociales.
La causa última del cambio climático y de otros problemas ambientales, se puede encontrar en nuestro modelo de desarrollo, basado en la extracción creciente de materiales y en el uso indiscriminado de combustibles fósiles para generar un consumo desmedido, situándonos por encima de las posibilidades y recursos del planeta. Si las personas son parte del problema, serán por tanto parte de la solución. Por ello, en la búsqueda de respuestas al cambio climático será importante que se valore el poder de la corresponsabilidad y de las alianzas de todos los sectores sociales.
Ante todo esto, solo tenemos claro que no tenemos un plan B, no tenemos un planeta B, tenemos que cuidar el que tenemos y lo mejor para ello es concienciar a niños y niñas desde edad muy temprana sobre la importancia de cuidar y proteger nuestro entorno.
La educación medioambiental para niños debe comenzar en casa, sin embargo, la escuela puede jugar un papel muy importante.
La enseñanza primaria es una etapa clave en el desarrollo de la conducta, la conciencia social y la solidaridad. En el colegio aprendemos valores y comportamientos que nos acompañarán en la edad adulta y nos definirán como ciudadanos. De ahí la importancia de despertar el interés de los escolares por el cuidado y la protección del medio ambiente durante esta etapa.
El impacto de programas y talleres medioambientales para los niños y jóvenes es grande, la Universidad de Stanford analizó en 2017 cómo beneficia esta asignatura a los escolares desde la etapa infantil al bachillerato. Después de revisar más de un centenar de estudios científicos publicados entre 1994 y 2013 por otras instituciones sobre este tema, concluyó que el 83 % de los escolares mejoró su comportamiento ecológico y que el 98 % amplió su conocimiento en otras materias como matemáticas y ciencias.
Objetivos
La Unesco establece los siguientes objetivos de la educación ambiental para niños:
- Concienciarlos y sensibilizarlosante los problemas medioambientales.
- Fomentar su interéspor el cuidado y mejora del entorno.
- Desarrollar en ellos la capacidad para aprenderacerca del medio que les rodea.
- Ampliar sus conocimientos ecológicos,en temas como la energía, el paisaje, el aire, el agua, los recursos naturales y la vida silvestre.
Recursos
Os hacemos una propuesta para poner en práctica dentro del aula con los más pequeños.
- Actividades al aire libre. Puedes organizar de manera periódica actividades al aire libre, de manera que se fortalezca el vínculo emocional con el medio ambiente y con el entorno más cercano. Se pueden hacer multitud de actividades y juegos (orientación, gymkhana, dinámicas…)
- Convivir con animales y plantas es ideal para que los niños se acerquen a la naturaleza y aprenden a cuidarla y respetarla. Se pueden organizar excursiones a granjas, viveros, reservas naturales, etc.
- Espacio de reciclaje en el aula. Habilitar cubos de colores y que ellos participen en la creación de estos espacio, de esta manera interiorizan el hábito de separar y reciclar.
- Debates periódicos. Otra actividad que puede contribuir a crear interés y preocupación por los temas medioambientales es la organización de debates periódicos, se pueden leer artículos, ver documentales, etc. y a continuación generar debates de opinión entre los alumnos.
En ORIENS desarrollamos un interesante taller de educación medioambiental para niños y niñas con una metodología dinámica y activa: No hay Planeta B
Educar a las nuevas generaciones es responsabilidad de todos, no solo de los padres. Todos tenemos que poner de nuestra parte, con nuestras acciones diarias y dando ejemplo, para cuidar el planeta y dejar un espacio habitable a las generaciones futuras.