Modelos educativos
No sé si te has parado a pensar qué modelo educativo sigues con tus hijos o tus alumnos. En nuestro post de la semana pasada hacíamos una breve introducción a la metodología de la disciplina positiva.
Hoy vamos a ver los modelos clásicos educativos y sus características y para explicarlo mejor, vamos a analizar una situación y cómo se afrontaría según cada modelo.
Existen tres grandes modelos:
- Estilo educativo autoritario
- Padres que imponen sus normas sin lugar a la discusión
- Castigan las conductas inadecuadas para así prevenir problemas futuros, muchas veces sin dar una explicación del motivo de este. Los padres creen que a los niños no se les han de dar demasiadas explicaciones, el castigo por sí mismo es suficiente para disuadir la conducta del niño.
- Exigentes en cuanto a la madurez de sus hijos
- No suelen comunicarse adecuadamente con sus hijos puesto que consideran que el diálogo es superfluo. Lo que importa para los padres es la obediencia.
- La expresión de afecto es baja. No suelen expresar abiertamente afecto a sus hijos
- No tiene en cuenta los intereses y necesidades de los niños
- Estilo educativo permisivo
- Altos grados de afecto y comunicación, pero unido a una ausencia control y exigencias de madurez.
- Son los intereses y deseos del niño los que los que dirigen la interacción entre el adulto y el niño. Los padres tratan de adaptarse a las necesidades del niño interviniendo lo menos posible para que el niño acepte el esfuerzo y las exigencias.
- Exigen poco a sus hijos tanto en el cumplimiento de normas como en madurez
- Consideran que no han de usarse ni premios ni castigos en la educación. Los niños han aprender en la vida lo que está bien y lo que está mal.
- Los niños han de aprender por sí mismos,
- Son padres afectuosos, pero no limitan
- Estilo educativo democrático
- Niveles altos de afecto, de exigencias y de control. Son padres muy cálidos, pero al mismo tiempo exigentes y firmes
- Estimulan la madurez de sus hijos
- Les ponen límites y hacen respetar las normas
- Comprensivos, afectuosos y fomentan la comunicación
- Sensibles a las necesidades de sus hijos, estimulan la expresión de sus necesidades y les dejan un espacio para que empiecen a ser responsables y autónomos.
- La relación entre padres e hijos se caracteriza por el diálogo, el consenso como forma para que los niños comprendan las situaciones
- Sensibles a las posibilidades de cada niño
- Sus normas son coherentes, pero no rígidas
- Prefieren el razonamiento y la explicación más que la imposición
- Estimulan que el niño se esfuerce en conseguir una meta, pero conocen el ámbito de las posibilidades de sus hijos. No les presionan con aquello para lo que no están aún preparados.
- Fomentan la iniciativa de sus hijos asumiendo que van a cometer errores dada su inexperiencia
Ahora, veámoslo con un ejemplo práctico para entender mejor el enfoque de cada modelo.
Imaginemos qué es la hora de la merienda en casa de Pablo, un niño de 5 años. En la casa con un modelo autoritario, la madre quiere que meriende una ensalada de frutas. El niño no quiere. Entonces le explica que la fruta tiene muchas vitaminas y son necesarias. Como el niño sigue sin querer, prueba a echarle azúcar, miel, nata… pero Pablo sigue sin querer. Entonces la madre pasa a emplear otros métodos como apelar a los niños que pasan hambre en África, ante lo que el niño responde que les mande la fruta a esos niños. Finalmente, la madre se cansa, le grita y le da una “cachetada”. Esta madre se siente satisfecha en un primer momento, pero después empieza a arrepentirse y se siente mal porque ha dejado a su hijo sin comer, que quizás lo esté pasando mal. Efectivamente, pasado un rato Pablo tiene hambre y le pide algo a su madre. Esta ahora le echa el “sermón del ya te lo había dicho yo”. El niño la escucha sin prestar atención porque sabe que después de la charla conseguirá unas galletas.
Veamos ahora el mismo ejemplo, pero en estilo permisivo. La madre de Pablo le ofrece la ensalada, pero éste la rechaza y va pidiendo distintas cosas: galletas, un bizcocho, una tostada…pero al final nunca se toma ninguna de estas, incluso se acerca a la tienda de la esquina para comprar el helado exacto que quiere.
En el modelo democrático, la madre de Pablo le ofrece dos opciones para que él elija y tenga mayor nivel de autonomía, pero se ofrece de la siguiente manera: ¿ensalada de frutas con manzanas y peras o plátanos y melocotones? De esta forma, solo ofrece al niños dos opciones dentro de las que son sanas y ella tenía pensado que merendara. Elije la primera opción y cuando lo prueba cambia de opinión y quiere la otra ensalada. Entonces la madre le dice que estupendo pero que ya no puede ser porque ha elegido la primera, pero que al día siguiente cuando le vuelva a preguntar podrá elegirla. El niño se enfada y se va, pero la madre no lo amenaza y no lo hace sentir culpable por el hambre que pasan los niños en África, se mantiene igual de cercana y cariñosa, pero sin haber cambiado de ensalada. Pasado un rato, el niño vuelve y le dice a su madre que tiene hambre. Pero la madre, en vez de ofrecerle otra cosa, le dice que entiende que tenga hambre porque no se comió la ensalada, pero que no se preocupe porque pronto será la hora de la cena y podrá volver a comer y lo anima a seguir jugando o incluso jugando con él.
¿Con cuál te reconoces? ¿O en cuáles has encontrado más puntos con los que te identificas? En un próximo post os hablaremos de las consecuencias que tienen en los niños o alumnos cada uno de estos modelos. Ahora, os animamos a qué os paréis a pensar en vuestro rol como padres, educadores o profesores y cómo os definiríais. En la mayoría de las ocasiones adoptamos los roles con los que nosotros mismos hemos crecido sin pararnos a analizarlos y sin estar seguros de si esos métodos funcionan.